Mañana trémula
en la cavidad de las ramas,
un pájaro
late, azorado,
entre sus plumas,
los alelíes conducen el gorjeo
escénico de los capullos,
y de las flores afligidas,
desmayo
en el cenit,
en la espera
que en sus ranuras,
la noche, se haga líquida.
Amanece despacio,
brecha,
paralelismo blanco
entre las partituras,
el metal de tu voz
en lontananza
se cuela,
rasguillo de cáscaras secas
emite su disonancia raída,
como pañuelos
enjugan el sudor
de copiosos pensamientos.
Un gato
asalta la concreción de su hambre
y precipita las alas de las palomas,
su aleteo,
el canto angeli
afloja las bisagras
¿A dónde habrán caído los brazos
de las estatuas?
¿el escepticismo de Courbet?
¿Habrá algo tangible
que no trasformen las sales,
las calzadas de los sueños inasequibles,
el bemol del Tiempo?
un pájaro
late, azorado,
entre sus plumas,
los alelíes conducen el gorjeo
escénico de los capullos,
y de las flores afligidas,
desmayo
en el cenit,
en la espera
que en sus ranuras,
la noche, se haga líquida.
Amanece despacio,
brecha,
paralelismo blanco
entre las partituras,
el metal de tu voz
en lontananza
se cuela,
rasguillo de cáscaras secas
emite su disonancia raída,
como pañuelos
enjugan el sudor
de copiosos pensamientos.
Un gato
asalta la concreción de su hambre
y precipita las alas de las palomas,
su aleteo,
el canto angeli
afloja las bisagras
¿A dónde habrán caído los brazos
de las estatuas?
¿el escepticismo de Courbet?
¿Habrá algo tangible
que no trasformen las sales,
las calzadas de los sueños inasequibles,
el bemol del Tiempo?
E. R. Aristy