viernes, 31 de octubre de 2008

I S T M O


















Nacer no es suficiente,
En los espacios,
entre las brechas
de rocas crecientes
se desliza un viaje;
Ave del Tiempo,
surgen un día tus alas,
¿qué traerá tu pico?

¿Cuándo,
en qué momento
se abren los cráteres,
la boca inanimada
del precipicio?

En el libro de la muerte
está mi nombre inscrito,
sujeto a amar
aquello que se desvanece
en las caracolas
de los crepúsculos…

Entonces,
¿qué es el Tiempo,
y qué son sus signos?
¿A dónde se va a morir
al final del día?
¿A dónde se arriba
y se monta carpa?
¿En qué páramo se come
del árbol de la vida?

Vida que se anida entre las grietas
donde crecen
silvestres las esperanzas.
de su inverosímil eje
crece mi pistilo.

Amo verla pura
y salvaje,
balbucientes nidos,
empollar el huevo de la vida

©ERA
E. Roxane Aristy












A FRIDA








La hilacha que se hala de la piel,
nos desentraña.
Esta es mi condición
con la iconocidad de la existencia.
Pero, yo no empiezo ni termino en un vestido,

yo soy un sueño.
E. Roxane Aristy




















PÁJAROS DEL PARAÍSO













A la Evelina de los ojos "rosados"



El mundo se acaba en tus pestañas,
se apaga cuando bajas los párpados,
al escuchar el címbalo vacío
de las bisagras.

Dejas las flores en su hábitat de lunas,
no te las llevas a la oreja
para escuchar la historia del rocío,
madrugas, a ser testigo del secreto de su origen,
y son las flores las que te han visto palidecer,
atravesada por una emoción,
doblarte y recoger tus pupilas
como a botones
perdidos entre estrellas.

El mundo se triza
en azulejos,
tus ojos cuelgan,
maduran prohíbidos
en el endeble hueco
de los abismos,
los riegas
a orillas del desierto,
como a semillas.

©ERA
E.R. Aristy















lunes, 27 de octubre de 2008

EL ARCO DE TUS BELLOS OJOS























Ayer fue muy rápido.
Se esconde en algún pliegue de las sábanas,
hay momentos que vemos al tiempo moldear las siluetas,
inefablemente en su flama.


Sobre la mesa,
blandas palabras cuelgan del cielo raso,
como las trenzas sueltas de una planta,
reposan en los libros.


En el fondo de las tazas,
en el cobrizo aro de algún pensamiento,
se dibuja la vida,
leerlo, sería adivinar
cuan serio fue todo aquello que tocaron nuestras manos.

El tiempo,
sus vestimentas sueltas sobre la mecedora,
ajan quizás las coyunturas,
el desdoble de aquél beso,
comiéndose la desnudez de mis brazos.


Recorrido de tenue luz sobre los arcos
de tus bellos ojos,
deshojando la amapola del día,
desvaneciendo en la claridad del celaje,
la frágil ternura de tu sonrisa.


Adentro,
su cera dulce hace un charco caliente,
su luz danzante desvanece las alas de las polillas
y se escapa en el desenlace de nuestros dedos,
expira su curso en algún recodo silente,
omiso a la doblez
que me aprieta mi corazón ...


Veo al tiempo correr con bríos,
hacer su salto tímido al intrépido ardor de mi vientre.


Al volver, arrastrando sus pasos,
su danza triste,
fue verdad que fue nuestro,
cayó maduro-sueño en la boca-
fue verdad que nos gustamos mucho,
fue verdad que nos quisimos poco.



E. R. Aristy

























































































































































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