El mundo se acaba en tus pestañas,
se apaga cuando bajas los párpados,
al escuchar el címbalo vacío
de las bisagras.
Dejas las flores en su hábitat de lunas,
no te las llevas a la oreja
para escuchar la historia del rocío,
madrugas, a ser testigo del secreto de su origen,
y son las flores las que te han visto palidecer,
atravesada por una emoción,
doblarte y recoger tus pupilas
como a botones
perdidos entre estrellas.
El mundo se triza
en azulejos,
tus ojos cuelgan,
maduran prohíbidos
en el endeble hueco
de los abismos,
los riegas
a orillas del desierto,
como a semillas.
©ERA
E.R. Aristy
2 comentarios:
Permiten aplaudir aqui?
Aplausos, aplausos, aplausos...
Salvador Pliego
salvadorpliego.wordpress.com
Gracias Salvador. Aplausos para tí.
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